Son ya muchos años siguiendo la ceremonia de los Goya, y uno siempre termina con la sensación de haber perdido un tiempo muy valioso de su vida. La vigésimo séptima edición no ha sido una excepción. Pero pese a todo, esta vez, y a favor de la gala, se puede decir que los ajustes presupuestarios le han hecho un sentido favor al espectador: solo se ha tenido que presenciar un número musical lastimoso, y otro par de números que buscaban la risa cómplice, sin demasiada fortuna.
Lo que que no ha cambiado, son los reproches sucediéndose a diestro y siniestro en el Auditorio de los Goya, y fuera de él. Mientras que el mundo del cine lanzaba sus pullas contra la política tijera del PP, mirando de cara al ministro Wert (en cuerpo presente), y el director de la Académica (Enrique González Macho) centraba su discurso en cargar contra la sangría que ha provocado el aumento del IVA y la piratería, los espectadores de la gala, desde su hogares, lanzaban sus críticas hacía la exasperante duración, los discursos alargados, cansinos y con esa patina reivindicativa, que en ocasiones, parece estar planteada de cara a la galería de un gremio muy dado a este tipo de expresiones en público, pero que en realidad, y pese a las verdaderas dificultades que afrontan, siguen gozando, en su amplia mayoría, de una posición privilegiada con respecto a otros sectores de la población. O acaso no resulta contradictorio quejarse de lo pecaminoso de la situación en que vivimos, cuando apenas han sufrido en carne propia nada de todo ello. A lo que yo añado, ¿pero acaso no son ellos, profesionales del mundo del cine, los mejores altavoces para expresar el clamor y el malestar popular?
Sea lo que cada uno crea, y volviendo al meollo de ayer, la gala se dejó ver porque Eva Hache desempeñó su papel como presentadora más dignamente de lo que acostumbra (probablemente gracias al guión). E incluso se vivieron algunos discursos que no sonaron a falsete, sino más bien a sinceros y vividos. Me refiero a los de Candela Peña, José Corbacho, Javier Bardem, José Sacristán y JA Bayona. Sobre el lío de sobres y el bochornoso espectáculo montado en la categoría de mejor canción, no hablaré hasta tener constancia de lo que vieron mis ojos se ajusta a la realidad.
Y como siempre, con lo que hay que quedarse, son los premiados, que al fin y al cabo son el motivo de todo. Unos galardones que sirven para encumbrar lo más brillante del año, pero también como impulsor mediático y económico de una industria que necesita, más que nunca, esos empujones. De los premiados especial ilusión por el Goya al mejor actor a José Sacristán por El muerto y ser feliz, el de Julián Villagrán como actor de reparto en Grupo 7, y la enhorabuena a todo el grupo de Blancanieves por la rotundidad con la que se impusieron: 10 Goyas, entre ellos mejor película (film que si aún no habéis visto aquí tenéis la posibilidad de llevaros su DVD). Al equipo de Lo imposible por arrasar en los premios técnicos. Y en el otro extremo, el poco reconocimiento a la estupenda Grupo 7,y el vacío de El Artista y la modelo.
La nota indignante la puso la francesa Intocable al llevarse el premio a la mejor película europea, por delante de Shame (decisión de la que se pueden extraer muchas lecturas, ninguna de ellas favorecedora para sus votantes)
Y el resto de premiados fueron…
Mejor película
Blancanieves de Pablo Berger
Mejor director
Juan Antonio Bayona, por Lo Imposible
Mejor director novel
Enrique Gato, por Las aventuras de Tadeo Jones
Mejor actor protagonista
José Sacristán, por El muerto y ser feliz
Mejor actriz protagonista
Maribel Verdú, por Blancanieves
Mejor actor de reparto
Julián Villagrán, por Grupo 7
Mejor actriz de reparto
Candela Peña, por Los niños salvajes
Mejor actor revelación
Joaquín Núñez, por Grupo 7
Mejor actriz revelación
Macarena García, por Blancanieves
Mejor película iberoamericana
Juan de los Muertos de Alejandro Brugués
Mejor película europea
Intocable
Mejor película de animación
Las aventuras de Tadeo Jones
Mejor dirección de producción
Sandra Hermida Muñiz por Lo Imposible
Mejor guión original
Pablo Berger por Blancanieves
Mejor guión adaptado
Gorka Magallón, Javier Barreira, Ignacio del Moral, Jordi Gasull y Neil Landau por Las aventuras de Tadeo Jones
Mejor película documental
Hijos de las nubes, la última colonia
Mejor música original
Alfonso de Vilallonga por Blancanieves
Mejor canción original
«No te puedo encontrar» de Pablo Berger y Chicuelo por Blancanieves
Mejor fotografía
Kiko de la Rica por Blancanieves
Mejor dirección artística
Alain Bainée por Blancanieves
Mejor montaje
Bernat Vilaplana y Elena Ruiz por Lo Imposible
Mejor sonido
Peter Glossop, Marc Orts y Oriol Tarragó por Lo Imposible
Mejores efectos especiales
Pau Costa y Félix Bergés por Lo Imposible
Mejor diseño de vestuario
Paco Delgado por Blancanieves
Mejor maquillaje y peluquería
Sylvie Imbert y Fermín Galán por Blancanieves
Mejor cortometraje de ficción
Aquél no era yo
Mejor cortometraje de animación
El vendedor de humo
Mejor cortometraje documental
A story for the Modlins
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Sordo, no mudo http://histericapeninsula.blogspot.com.es/2013/02/sordo-no-mudo.html